[ Brigada de Investigación Criminal ]

El edificio que ocupa las dependencias de la Brigada de Investigación Criminal tiene un significado especial en la memoria de los espacios de la capital, principalmente como uno que ya no está. Desde su construcción como edificio público albergó las dependencias del pabellón de Bacteriología del Instituto de Higiene para con los años devenir en un centro de detención y tortura tras el Golpe Militar de 1973, al ser ocupado el recinto en 1977 por la CNI, para luego ser demolido en 1997 y dar paso a las dependencias de la Brigada de Narcóticos de la Policía de Investigaciones. El edificio formó parte de las dependencias del Instituto de Higiene, el cual fue construido entre 1902 y 1906. Entre los años 1909 y 1920 se construyeron el resto de los pabellones, y es en 1929 que comienza a funcionar como Instituto Bacteriológico en la calle Borgoño. En 1930 funcionaba en sus dependencias la Escuela Nacional de Higiene, antecesora de la Escuela de Salubridad de la Universidad de Chile, pasando a depender de la casa de estudios, para luego quedar bajo supervisión del Servicio Nacional de Salud en 1952. Tras el Golpe Militar de 1973, cesan varias de las funciones del Servicio Nacional de Salud, que había sido potenciado y promovido por los gobiernos de Frei Montalva y Allende. Es en la década de 1970, se cree que en 1977, cuando la Central Nacional de Inteligencia (CNI) ocupa el recinto para dar paso a un centro de detención y torturas, ubicándose la sede central del mando operativo de los servicios de seguridad, según testimonios el edificio se habría ocupado con este fin hasta el año 1987, y entre los años 1984 y 1986 se habría registrado el mayor número de detenidos. En 1985, sufrió daño en su estructura tras el terremoto y en 1988 es traspasado a la Policía de Investigaciones. Finalmente será precisamente el pabellón de bacteriología, la zona usada como centro de torturas, la que se demuela en 1997, para dar paso al nuevo edificio de la Brigada de Investigación Criminal. El hecho de la demolición de un sitio reclamado como un lugar de memoria es lo que convierte al este espacio en uno de interés para la ciudad, ya que este es un lugar de conflictos y de tensiones, pues es aquí donde entra en pugna la idea de recordar, confrontando con la idea de olvidar.