[ Casa Colorada ]

Construida a fines del siglo XVIII, la Casa Colorada es un curioso ejemplo de vivienda urbana colonial de origen hispano – romano. Representativa de la gran mansión urbana, en su largo ciclo de vida esta casa ha experimentado una serie de agresiones, pasando por períodos en los que, casi irreconocible, se entregó en planta y fachada a los excesos de una comercialización avasalladora. La casa fue levantada para ser la residencia de Mateo de Toro y Zambrano, que fue nombrado Presidente de la Primera Junta de Gobierno. La obra estuvo a cargo del maestro portugués Joseph de la Vega y su construcción se inició en 1770. Concluida en 1779, en la casa alojaron personajes como San Martín y Lord Cochrane. Hoy, la Casa Colorada alberga el Museo de Santiago, fundado el 18 de septiembre de 1978. No es sólo una muestra de la arquitectura residencial del siglo XVIII, tiene el valor simbólico de relacionarse directamente con nuestra Independencia: resulta lógico aseverar que muchas de las deliberaciones de los patriotas se celebraron en su interior. Hasta 1924 continuaron viviendo en ella los descendientes de Mateo de Toro y Zambrano. Tras haber vendido la casa, sus nuevos propietarios le dieron cierto fin utilitario, creando en ella una galería. La Casa Colorada, como también se conoce el Museo de Santiago, es una típica casa colonial urbana chilena que, no obstante, acusa rasgos de barroquismo. La composición lineal de la fachada, bien ordenada y clásica en su equilibrio, deja traslucir la concepción barroca atenuada de la segunda mitad del siglo XVIII. Además, se destacaba de las demás construcciones por su llamativo color rojo, sus minuciosos adornos, y los detalles de la fachada y enrejado. La construcción de la Casa Colorada introdujo a la arquitectura colonial dos elementos que hasta ese momento no eran utilizados: la piedra sillard tallada y los balcones de grandes dimensiones. Pero lo que constituyó una verdadera innovación, a la vez que un desafío, fue la edificación en dos pisos. Actualmente sólo se conserva la estructura original del cuerpo de dos pisos que da hacia la calle Merced. Se ha reconstruido el primer patio completándolo con recintos semejantes a los originales y una fachada oriente que la casa no poseía. Se conserva el zócalo y la sobria portada de piedra rosada que enmarca la puerta principal.