[ Bodegas de la Viña Santa Carolina ]

Luis Pereira Cotapos, hombre que hizo fortuna en el negocio minero, fundó en el año 1875 la Viña Santa Carolina, llamada así en honor a su señora, Carolina Iñiguez. Con posterioridad, la Viña fue adquirida por don José Olavarrieta e hijos, llegando a abarcar hacia los 1930 desde las calles Pedro de Valdivia a Vicuña Mackenna. Actualmente el predio sólo alberga las bodegas, edificios administrativos y anexos, siendo propiedad de Viña Santa Carolina S.A. Los vinos de Santa Carolina provienen de cepas francesas de la zona de Burdeos (Cabernet Sauvignon, Cabernet Franc, Merlot, Sauvignon Blanc y Chardonnay) y de una elaboración que sigue la tradición heredada de sus primeros enólogos, también franceses. La construcción de las bodegas de la viña sigue tres etapas sucesivas, cada una de las cuales tiene su propio carácter. Entre 1877 y 1880 se construye el núcleo central de bodegas de superficie, -formadas por tres naves en forma de U y abiertas hacia el Norte (calle Rodrigo de Araya)-, y la bodega subterránea. El material usado en el edificio de superficie es el adobe, con muros de un metro de espesor, y sobrecimientos de piedra y ladrillo. Sus techos son de madera, aislada con barro y cubierta con la teja chilena. La bodega subterránea, en tanto, construida bajo la nave poniente, está formada por una bóveda simple con un arco carpanel de tres centros. Sus muros son de piedra canteada, la bóveda es de ladrillo y el piso es de tierra apisonada. El objetivo de esta construcción era mantener las temperaturas estables durante todo el año, para el correcto envejecimiento de los caldos. En 1888 se amplía el subterráneo y se techa el patio de las bodegas de superficie, dándosele un carácter espectacular a estas construcciones agro-industriales. Las nuevas bodegas subterráneas se ubican bajo el gran patio. Esta edificación es íntegramente de ladrillo, unido con mortero de cal y arena. Así también, al techarse el patio central se levantan volúmenes de dos pisos que siguen las normas de composición de la arquitectura rural chilena. Por último, la tercera etapa de expansión de estas bodegas se inicia en 1898 con la construcción proyectada por el arquitecto Emilio Doyére, quien le imprime un carácter neoclásico. Obra suya es la elevación principal, la conformación del patio central, y las nuevas bodegas. La fachada está compuesta de siete frentes -cada uno corresponde a una bodega- señalados por pilastras y hastiales que le rematan. Destaca el frente más ancho que corresponde al patio, al que se le agregaron otros elementos de orden clásico.