[ Estación del Ferrocarril de San Francisco de Mostazal ]

Con fecha 24 de agosto de 1855 se promulgó la Ley que facultó al Presidente de la República para suscribir acciones por un valor de hasta un millón de pesos, en una Sociedad que se formase para construir un ferrocarril desde Santiago al río Maule. Esta empresa, denominada “Sociedad de Ferrocarril del Sur”, se construyó por decreto de 3 de enero de 1856, con un capital de tres millones de pesos. El primer tramo de 16 km. que unió la estación Alameda con San Bernardo, fue inaugurado el 16 de septiembre de 1857 y ya en agosto de 1859 las vías flanqueaban la Angostura de Paine para llegar a San Francisco de Mostazal en diciembre del mismo año. El pueblo de San Francisco de Mostazal, se ubica en una zona agrícola que se caracteriza por la fertilidad de sus suelos. Se formó en el transcurso del siglo XIX en torno a un pequeño convento franciscano y una capilla, dependiente ésta de la parroquia de Colchagua. Toma su denominación de la gran hacienda de Mostazal, en cuyas tierras se asentaron sus primeras casas y el nombre del Santo bajo cuya advocación se erigió la primera capilla. El edificio de la estación de San Francisco de Mostazal construido en 1860 ó 1861, repite con notable fidelidad, pero con una menor superficie, el esquema formal y los rasgos arquitectónicos de la primera estación Alameda levantada en 1857. Este edificio se presenta como un solo volumen rectangular de un piso, rodeado en sus cuatro costados por una corredor porticado de pilares octogonales de madera que descansan en bases talladas en piedra y cuya arquería ornamental, se distingue por la tracería decorativa inscrita en la enjuta de los arcos, constituye el elemento que lo destaca, lo identifica y le comunica elegancia y gracia. Lo enriquece un entablamiento y antetecho cóncavo que se asemeja a una moldura escocia. Los vanos del edificio abiertos simétricamente en rematados por un arco de medio punto, se destacan por su composición vertical y el predominio de las puertas sobre las ventanas que sólo se ubican en las dos fachadas cabeceras. De la distribución simétrica de sus elementos, de su arquería y molduras, de la proporción armónica de todas sus partes, emerge el aire clásico que distingue este edificio.