[ Casa Rivas o Casa Montero ]

La Casa Rivas corresponde a un típico esquema mixto de utilidad y vivienda. Excelente muestra de esa arquitectura urbana inspirada en los esquemas clásicos, en el tratamiento de sus fachadas se aprecia la inspiración renacentista y, en sus espacios interiores la decoración algo recargada acusa el repunte barroco de fines del siglo XIX. En 1887 Juan Francisco Rivas Cruz, agricultor nacido en Rengo compra el terreno donde actualmente se ubica el inmueble. Rivas encarga al arquitecto Eduardo Provasoli los planos y la construcción de su casa en mayo de ese año. La compleja ejecución de la obra demora aproximadamente cinco años, terminándose en diciembre de 1892. En 1922 fallece el acaudalado propietario señor Rivas y su sucesión no pudo o no quiso continuar habitando la mansión. Esta es vendida en 1924 a la Casa Castagnetto (Fratelli Castagnetto). De origen italiano y comerciante de mucha solvencia Castagnetto ubicó su negocio en el primer piso de la Casa y su residencia en el segundo. Tras la muerte de Castagnetto, la Casa pasa a ser propiedad en 1935 de Aliro Montero Riveros, quien hace arrendamiento del edificio esquina y traslada su ferretería. Transformada en una de las ferreterías más grandes y mejor provistas de la ciudad, inevitablemente su instalación cambió tanto el exterior como el interior de la Casa. Entre los años 1940 y 1948, mientras seguía funcionando como ferretería, el segundo piso fue arrendado al Comisariato. Luego, de 1949 a 1950 funcionó allí el Instituto Femenino Superior de Comercio; el cual para 1969 traslada su ubicación. Hacia fines de la década de 1980 la estructura original del inmueble se encuentra dañada como consecuencia, tanto del terremoto de 1985 como de un posterior incendio que sufrió. A su vez, el abandono y los sucesivos robos se encargaron de multiplicar los efectos de los daños, terminando incluso con la destrucción de valiosos elementos de decoración. Por este motivo, surgen recomendaciones de demolición de aquellas partes que amenazaban con su desplome. Es desafectado como Monumento Histórico parte del edificio en 1992. El principal argumento de esta decisión responde a los altos costos que significa la recuperación total del edificio, por lo que se propone una solución mixta: una parte importante del inmueble es destinado a la construcción de un hotel mientras la otra parte es recuperada. Se mantiene así, en calidad de Monumento Histórico la fachada hacia la Alameda, un tramo de la fachada hacia calle San Martín, el gran salón del segundo piso con la superficie que se proyecta hacia el primer piso, y el subterráneo.