[ Casa Lo Contador ]

Rodrigo de Araya fue el primer propietario de esta chacra que la obtiene como agradecimiento de Pedro de Valdivia por su lealtad. Luego de varios propietarios, Francisco Antonio Avaria, adquiere esta propiedad el año 1779 para su sobrina Mercedes Contador, de quien era tutor por ser huérfana de padre y madre. En esos tiempos la chacra era conocida como “Del Río”. Tras casarse y separase de su marido Mercedes Contador toma posesión de la casa, tras comprársela a su ex marido. La mansión construida constaba de un cuerpo de dos pisos, bodegas, depósitos, lagares en los bajos y la casa habitación en los altos con sus corredores hacia el norte. Hacia el sur se encuentra el jardín y hacia el Mapocho la huerta. La señora Contador cierra este recinto edificando un enorme cuadrilátero, con esto pretende dar alojamiento a las personas que asisten a Ejercicios y Retiros Espirituales que ella misma estableció. La casona esta construida en alquería, que consiste en un bloque de dos pisos con bodega en el inferior, escalera exterior y casa en el piso superior. Las habitaciones van en hilera y sus puertas dan hacia el corredor exterior. Sus muros son de adobe, su cubierta de tejas, el pavimento es de ladrillos y sus pilares y vigas son de madera. El día 24 de noviembre de 1864 fallece Mercedes Contador y la chacra pasa a manos de su sobrino Diego Antonio Martínez. La chacra contaba con 60 hectáreas planas y 90 hectáreas de cerro. Martínez se encargo de explotar las canteras del cerro de donde saca piedra rosada con la que se edifica el Congreso. El año 1900 muere Diego Antonio Martínez y “Lo Contador” queda en manos de su hijo, don Luis Martínez Martínez que vive en la chacra cerca de medio siglo. Se encarga de continuar explotando la cantera, de cuidar la capilla y el jardín y de hacer cada vez más habitable la casona. En 1938 Martínez Martínez se desprende de 30 hectáreas de su chacra y se las vende a Jorge Sarquis, quien construye un puente, actualmente conocido como Pedro de Valdivia Norte con Avenida Costanera. Tras fallecer en 1955 Luis Martínez Martínez, la propiedad pasa a manos de sus hijos, para posteriormente ser adquirida por la Universidad Católica.