[ Casa Central Universidad de Chile ]

Este terreno pertenecía originalmente a una viuda llamada María Viera quien, a mediados del siglo XVIII donaría todo esto a los religiosos franciscanos con el objeto de que ellos instalaran ahí un colegio para su orden. Los franciscanos aceptan y construyen el colegio San Diego de Alcalá y la Iglesia de San Diego. En 1852, el gobierno compra este terreno y construye en él el Instituto Nacional donde se da cabida a las secciones secundarias del colegio y a secciones universitarias. Luego de un tiempo funcionando así, el establecimiento comenzó a hacerse estrecho y surge la necesidad de erigir un edificio exclusivo para la Universidad. El nuevo edificio fue proyectado por el arquitecto Lucien Ambroise Hénault y construido por Fermín Vivaceta. Es inaugurado en 1872, año en el cual trasladan los últimos laboratorios desde el Instituto Nacional hasta la Universidad. Una vez terminado, al edificio se le llamo “El Palacio de la Universidad”. Sus principales intervenciones fueron en 1907 donde se techaron los patios con cubiertas de fierro y vidrio y en 1929, año en el cual se demuele la Iglesia de San Diego, espacio que actualmente es ocupado por una plazuela. La construcción fue concebida como un claustro universitario, semejante a las construcciones europeas de este tipo donde se jerarquizaba la capilla. En este caso la capilla se reemplazo por el Salón de Honor que se encuentra al centro de la edificación. Es de expresión neoclásica. Su sobria fachada esta enriquecida por ornamentos con elementos dóricos y corintios. Sus muros principales, de 60 centímetros de espesor, son de albañilería sin reforzar. Posee envigados de madera a nivel del segundo piso y cerchas a nivel de la techumbre. En su fachada principal predomina la horizontalidad, así como la rítmica sucesión entre vanos.